Las tendencias de los últimos años nos han demostrado que el diseño, la arquitectura y el interiorismo avanzan a pasos agigantados. Cada vez vemos más cambios, aunque hay una moda que se ha mantenido en el tiempo durante la última década: se trata de los salones abiertos con cocinas integradas.
Esta inclinación estética responde al interés de crear espacios relajados, serenos y cómodos. Las estancias más “públicas”, como el salón y la cocina, se unen para permitirnos pasar momentos agradables en familia o entre amigos. Un tipo de conformación que nos invita a cocinar en grupo, compartir mientras se preparan los alimentos y abrir el espacio a la conversación constante. Así, los salones diáfanos y amplios se han convertido en el área para compartir por excelencia: un lugar donde puedes cenar, comer, leer o cocinar con total comodidad.
Hoy te compartimos tres proyectos donde las diseñadoras de Livitum han desplegado toda su creatividad. Descubre estos salones con cocina integrada que destacan por su estilo, elegancia y carácter.
Este exquisito salón de 55 m2 dispone de todo lo necesario para pasar una tarde en solitario o disfrutar de una reunión con amigos. La diseñadora Patricia Ruiz ha creado un espacio acogedor y cálido con un marcado estilo rústico y mediterráneo. Gracias a la excelente luz natural que entra por los ventanales, los detalles y texturas del espacio se pueden apreciar con nitidez.
Hacia el fondo, la cocina abierta dota de color a todo el entorno gracias al color turquesa del salpicadero: un detalle que irradia alegría y vitalidad a lo lejos. Asimismo, predominan las fibras naturales como el algodón, el ratán, la madera y, por supuesto, algunas plantas decorativas.
Para gozar del espacio en todas las estaciones del año, se ha instalado un bonito ventilador de techo que aporta un sello rústico y elegante. No cabe duda de que es una propuesta fresca donde nos encantaría pasar una tarde de primavera o verano.
Este diseño de Paula Alonso nos demuestra que un salón con cocina abierta puede verse estiloso, elegante y moderno. Lo más sorprendente, es que el material principal es la madera, lo cual no quita el aspecto contemporáneo de la estancia. Esto se debe al juego creativo que se ha hecho con algunos toques de negro, gris y blanco: colores neutros y sofisticados que estilizan el ambiente instantáneamente.
En este caso, los listones de madera que revisten la pared lateral del salón, cumplen un papel fundamental. Son todo un acierto si buscamos mantener la temperatura dentro de la estancia y, sobre todo, generar una acústica aislada de ruidos externos. Además, es un detalle que aporta profundidad y dinamismo visual gracias a la textura en relieve.
Es altamente probable que este salón diseñado por Patricia Ruiz te enamore a primera vista. Los tonos negros y grises son los grandes protagonistas y los encargados de subir el nivel estético de la propuesta. Están presentes en detalles tan elegantes como la mesa con efecto mármol, las lámparas escultóricas y los marcos de los espejos arqueados.
Además de los tonos oscuros, la propuesta juega con colores más suaves como el beige, el greige y el tono roble de la madera clara. Estos contrastes sutiles ayudan a ampliar visualmente el espacio y a dotarlo de luz cromática. Los podemos encontrar en zonas suaves y texturizadas como la alfombra, el sofá o los cojines decorativos.
Sin duda, en estos 41 m2 se ha conseguido crear un espacio de mucho carácter y con toques industriales que no pasan desapercibidos. Lejos de recargar, los materiales escogidos aportan cohesión y estilo, logrando un ambiente sobrio pero acogedor, donde apetece tanto estar como mirar.
¿Cuál de estos tres maravillosos salones se ha convertido en tu favorito? Aunque todos cuidan la calidez del espacio, la comodidad del mobiliario y la facilidad de uso diario, cada uno es único en colores, carácter y texturas.