La diseñadora María Lucía Fiat ha realizado los dos diseños de este espacio a dos niveles. La parte superior es igual en ambos, centrada en un área de lectura que no puede ser más acogedora y relajada. Es un pequeño altillo en el que la protagonista es una original estantería de madera y metal en negro que preside el espacio. A cada uno de sus lados un asiento. Uno más informal, tipo puff, y al otro lado un cómodo sillón circular, junto al que se ha colocado un par de mesitas, una bonita planta y un espejo de pie.
La parte inferior es la que cambia. Un mismo espacio, con dos diseños muy diferentes.
En este caso se trata de una composición centrada en un sofá esquinero de lino de color beige, que se sitúa frente a una librería doble con dos cajones, de metal negro y mango macizo, que combina a la perfección con la de la zona de lectura superior. Las dos librerías se han situado simétricamente a cada extremo de la pared, separadas por un par de baldas que las unen y crean un conjunto único, en cuyo centro se sitúa el televisor.
A juego con las librerías, que aunque son grandes y robustas dan sensación de sencillez y ligereza, se ha situado un par de mesas circulares encastrables de roble y patas metálicas en negro. Todo el conjunto le aporta un cierto aire vintage a este salón tan moderno, al que se le ha añadido una original alacena moderna e industrial que ayuda a completar el conjunto.
En la parte del comedor, se ha optado por una mesa de madera de roble con las patas de acero acabado en negro y por unas sillas de chenilla en tono marrón, que combinan a la perfección con los colores elegidos para la alfombra y un par de puffs de piel, ideales para recibir muchas visitas.
El resultado es un salón-comedor moderno con un aire vintage, que resulta muy acogedor y cálido.
La segunda propuesta de María Lucía Fiat para este espacio resulta igual de moderna, pero aquí los protagonistas son los tonos más sobrios, que le dan un aspecto más formal y elegante al lugar.
En lugar de un sofá esquinero, aquí se ha optado por un par de sofás de tres plazas enfrentados entre sí. También en color beige. Entre ellos, se sitúan las mismas mesas circulares encastradas de madera y los puffs de piel, al igual que la alfombra de fibras sintéticas en tono marrón. La mayor diferencia la constituye el mueble que ocupa toda la pared, que deja de lado el aire industrial del anterior y opta por el color blanco, con toques de madera en alguna de sus estanterías. Un mueble que no resulta tan llamativo como en la propuesta anterior y le da a la habitación una elegancia muy sutil.
Los tonos claros de los sofás y el mueble, también se han utilizado en la mesa de comedor. Aquí se ha optado por una mesa de chapa de roble con acabado natural y patas de acero negro. El toque de color lo ponen unas preciosas sillas de color azul claro, también con patas en negro, de líneas curvas, que resultan muy cómodas. Listas para cenas inolvidables y largas sesiones de charlas con los amigos.
Bajo la escalera, también se ha colocado la original alacena industrial del otro proyecto. Es tan bonita que encaja en cualquier lugar.
El resultado es un salón-comedor algo más serio que la otra propuesta, pero que resulta igual de moderno y confortable que la anterior. Algo más relajado, pero igual de inspirativo. ¿Con qué propuesta te quedas?
