Las lámparas esculturales son de esas piezas que llaman la atención de cualquier espacio. No pasan para nada inadvertidas. Al contrario, se convierten en las protagonistas del espacio por méritos propios. Hay de mil formas y materiales, pero todas con el nexo común de llamar la atención.
Sus raíces se encuentran en el arte lumínico y la iluminación arquitectónica de principios del siglo XX, cuando varios artistas y arquitectos decidieron experimentar con ello. Durante un largo periodo de tiempo, este tipo de iluminación escultural quedó relegada solo a lugares más públicos y grandes espacios, como hoteles, centros de convenciones, etc… Pero, poco a poco, esta tendencia ha vuelto a los hogares, en las proporciones adecuadas a nuestras viviendas, para convertirse en unos de los must de la temporada.
Pero, ¿por qué deberías añadir iluminación escultural a tu decoración? Razones hay varias. Te enumeramos algunas.
Este tipo de iluminación no solo cumple su función de iluminar el espacio, sino que es una obra de arte por sí misma. Decora cualquier espacio, cual escultura o lienzo, ya que suele tener una forma muy trabajada, con mucho diseño y de una gran creatividad tras de sí. Formas orgánicas y atrevidas con las que decorar rincones que, de otro modo, pasarían totalmente inadvertidos. De materiales muy diversos, entre los que el vidrio es uno de los más usados por su gran versatilidad, pero también el metal e incluso el metacrilato o el papel.
Su forma tan original convierte a la iluminación escultural en la protagonista de cualquier decoración y en un punto focal. Una simple pared puede convertirse en la atracción de todas las miradas al incorporar en ella una composición lumínica artística. O ese rincón aburrido del salón en la pieza que todos quieren admirar.
Es una de sus principales características. Ya que realiza su función de iluminar, pero también es un elemento con un alto valor estético, que ayuda a realzar y a elevar la propuesta decorativa de cualquier estancia.
Con la iluminación escultural, además puedes crear ambientes totalmente personalizados, ya que al tratarse de piezas con ciertas características artísticas aportan mucho carácter al diseño y mucha personalidad. Consiguiendo, con su presencia, una decoración única, sofisticada y elegante.
Si decides añadir una iluminación escultural en tu decoración es importante que le elijas una ubicación estratégica que la haga resaltar. Eso sí, jugando con el resto de la decoración de manera que todo el conjunto resulte armonioso.
En hogares con una arquitectura muy marcada, es bueno colocar la iluminación escultural en lugares en los que precisamente se resalte esa cualidad arquitectónica. Ya sean columnas, molduras, arcos, etc…
Y, aunque generalmente se asocia este tipo de iluminación escultural con impresionantes lámparas colgantes, lo cierto es que existen de todo tipo. Desde apliques de pared, que son auténticos murales, a lámparas de sobremesa que recuerdan a pequeñas esculturas.
Otra de sus ventajas es que son perfectas para cualquier estilo. Uno podría pensar que solo son aptas para espacios muy modernos o contemporáneos, pero todo es cuestión de perspectiva y del material utilizado en su fabricación. Una iluminación escultural creada con metal oxidado sería perfecto para un estilo rústico o industrial. La madera es perfecta para lámparas ubicadas en espacios nórdicos, mientras que una iluminación escultural de vidrio soplado, por ejemplo, se llevaría todas las miradas de un hogar más clásico. Su forma, su ubicación y el material con el que están hechas son las que, al final, marcarán su estilo.