Hace mucho tiempo que el cabecero de la cama ha dejado de ser un complemento o un mero accesorio en el dormitorio. Es cierto que sigue proporcionando comodidad y protección a las paredes, pero hoy en día es un elemento protagónico en la decoración de la habitación.
Gracias a la gran variedad de opciones que podemos encontrar en el mercado, tenemos la posibilidad de jugar creativamente con sus colores, texturas y tamaños. Eso sí: siempre abogando por la comodidad y la ergonomía del cabecero. Recuerda que un cabecero debe, ante todo, crearnos una sensación de seguridad y soporte para el cuello.
Elegir el tamaño adecuado del cabecero es esencial para mantener la armonía visual, pero también para sentirnos cómodos a la hora de dormir. Una buena regla es optar por un cabecero que sobresalga ligeramente de la cama, entre 10 y 20 cm por cada lado, creando una sensación acogedora y equilibrada.
En cuanto a la estatura, suele recomendarse que el cabecero no supere un tercio de la altura total de la pared. Sin embargo, en dormitorios grandes o con techos altos, un cabecero más elevado puede aportar un toque elegante y original. Por otro lado, en habitaciones pequeñas o con techos bajos, los cabeceros más minimalistas o delicados son ideales.
El material del cabecero influye notablemente en la atmósfera del dormitorio. La madera, por ejemplo, es un material noble y versátil que aporta calidez y elegancia. No cabe duda de que es el favorito de muchos, sobre todo de quienes amamos los estilos rústicos y románticos. Sin embargo, un cabecero de madera cepillada también puede quedar muy bien en un dormitorio moderno y contemporáneo.
Por otro lado, los cabeceros tapizados destacan por su comodidad y suavidad. Son ideales si te gusta acabar el día con una sesión de lectura antes de dormir. Puedes elegir entre tejidos como lino, algodón o terciopelo. Afortunadamente, hoy en día puedes encontrar algunos cabeceros desenfundables muy fáciles de mantener siempre limpios.
Si buscas un toque más industrial o vintage, el metal es una excelente opción, ya que es resistente y sencillo de mantener. Sin embargo, puede ser menos cómodo para apoyarse sin cojines adicionales. Finalmente, las fibras naturales, como el ratán, mimbre o bambú, son ideales para crear ambientes relajados y con cierto toque mediterráneo, ideal para temporadas de verano.
Además de ser decorativo, el cabecero de tu cama debe adaptarse a las necesidades de tu día a día (o mejor dicho, de tus noches). Si sueles leer o ver televisión en la cama, elige un cabecero acolchado que te proporcione un apoyo cómodo. En dormitorios pequeños, los cabeceros con almacenamiento integrado pueden ser una excelente alternativa para conservar una buena organización.
También es importante que sea fácil de limpiar y mantener, dependiendo del material elegido. Como te comentábamos antes, hoy existen varias opciones desenfundables o lacadas, así que no hay excusas para no mantenerlo limpio. Finalmente, asegúrate de que tu cabecero esté correctamente fijado a la pared o a la estructura de la cama para evitar molestias como movimientos o ruidos.
Para conseguir un bonito punto focal en el dormitorio, no dejes de ponerle cariño a la pared sobre el cabecero. Es cierto que, si quieres, puedes mantener despejada esta zona, pero lo habitual es colgar algún cuadro especial, un espejo o incluso una estantería flotante con plantas. Asimismo, puedes jugar con las texturas y colores revistiendo la pared con papel pintado o listones de madera.
Por otra parte, puedes jugar con otros accesorios que le darán vida a esta área de la habitación. Aprovecha para instalar un bonito aplique, unas mesitas de noche que tengan carácter o crear una composición de cuadros que sea interesante. De hecho, si prefieres los muebles multifuncionales o muy modernos, debes saber que existen cabeceros con mesitas de noche o lámparas incorporadas. Echa a volar tu imaginación y dale un aire totalmente renovado a tu habitación.