Al igual que en otras estancias pequeñas, un salón de espacio reducido debe resultarnos cómodo, pero no perder ese estilo que nos caracteriza. Por eso, elegir un buen sofá es fundamental.
Recordemos que esta es la pieza central del salón y debe dimensionarse según el espacio disponible. No podemos elegir un sofá desproporcionadamente grande en una estancia de pocos metros. Mejor, opta por un sofá pequeño que sea cómodo y estiloso. Te dejamos las claves para escoger sabiamente y de acuerdo a tus necesidades.
Tanto el sofá como otros muebles voluminosos deberían permitirnos circular cómodamente a través del salón. Ten en cuenta que entre el sofá y otros muebles debe quedar un espacio de al menos 45 o 50 cm (por ejemplo, entre el sofá y la mesa de centro) para permitir mover las piernas cómodamente y transitar sin obstáculos.
En general, se recomienda dejar unos 80 cm libres de paso alrededor de los muebles principales, incluso 1 metro si hay cajoneras, para que estas se puedan abrir. Así, nos resultará más cómodo caminar y usar el salón sin complicaciones.
Por otro lado, al distribuir los muebles escogidos, es mejor colocar el sofá en la pared más despejada o formar una L en una esquina. De esta manera se aprovechan las esquinas y se libera el centro del salón. El objetivo es que la estancia “respire”, así que mejor elige muebles compactos bien distribuidos en vez de pocos muebles gigantescos y desproporcionados.
En primer lugar, debes tener en cuenta que apostaremos por la ligereza visual. Las estancias pequeñas exigen muebles, materiales y colores ligeros, es decir, que no saturen de ninguna forma el espacio.
En el caso del sofá, te recomendamos elegir modelos con patas expuestas y elevadas, ya que ver el suelo bajo el sofá transmite mayor sensación de amplitud. Un sofá de diseño nórdico con patas a la vista queda muy bonito en un salón pequeño.
Si tienes un sofá con base muy baja o a ras de suelo, valora la opción de añadirle patas decorativas ligeras. Así renovarás la imagen general del salón y ganarás visibilidad del suelo.
En cuanto a tejidos y colores, los tonos claros quedan mucho mejor que los oscuros en estancias de espacio reducido. Elige tapizados en beige, blanco roto, gris muy claro o pasteles suaves, pues estos reflejan más la luz y amplían visualmente el espacio. Complementa con cojines o mantas en colores vivos o estampados moderados.
Hoy en día, es fácil encontrar diversos tejidos cálidos y elegantes en tonos claros. Un sofá tapizado en borreguito o chenilla queda genial para un salón pequeño. Si quieres complementar, añade una butaca o un puf tapizado en este mismo material, de manera que crees continuidad visual en el ambiente.
Otro aspecto que debemos cuidar es la sensación de volumen. Para disminuirla, evita elegir un sofá de brazos muy anchos. De hecho, un sofá sin brazos o con apoyabrazos muy finos aporta un diseño más aireado y ligero. En este sentido, es mejor escoger un sofá de poca profundidad, es decir, con fondo reducido. Estos ocupan menos espacio a lo largo y resultan más sutiles a la vista. Sin embargo, si se necesita más superficie de asiento, un sofá modular permite añadir módulos extra solo cuando se precisan, adaptándose al espacio.
Por último, si quieres maximizar el espacio, existen muebles funcionales que son ideales para pisos tipo estudio o viviendas muy pequeñas. Una de las más conocidas es el sofá cama, un clásico que no pasa de moda.
Un sofá cama elegante pasa totalmente desapercibido en el salón. Elige una funda o un tapizado claro en materiales como lino, algodón o chenilla. ¡Nadie pensaría que allí dentro hay una cama súper cómoda y fácil de montar!
Otra opción es instalar un sofá modular. En este tipo de muebles, cada módulo separado se adapta a distancias estrechas. Si te mudas de casa o cambias la distribución del salón, es fácil configurarlo según tus necesidades.