El material del suelo y su calidad determinarán no solo su longevidad y mantenimiento, sino también la atmósfera del espacio. Por ejemplo, los clásicos suelos de madera aportan calidez y elegancia a zonas como salas o recibidores. La cerámica, por otra parte, es más resistente, fácil de limpiar y ofrece una amplia gama de diseños.
Además de estas opciones tradicionales, existen alternativas que equilibran costo y estética, como es el caso de los suelos laminados. Son una opción más económica, aunque requieren de especial cuidado ante humedades y rayones.
Cada material tiene texturas que definirán el espacio a decorar. Por eso, además de elegir color y material, debes preguntarte qué tipo de texturas prefieres.
Si te gustan los ambientes más sobrios y luminosos, un suelo liso y pulido puede ser una buena opción. Este tipo de textura se adecúa perfectamente a colores claros como beige, blanco o crema.
Ahora bien, un suelo de madera suele tener texturas lisas y barnizadas, pero si quieres algo más atrevido existen opciones para ti. Hay suelos de madera con acabados rugosos y táctiles, ideales para zonas como terrazas o jardines.
Uno de los privilegios de los suelos de cerámica es que son versátiles y variados. Muchos diseños imitan otros materiales y texturas: justamente lo que necesitas para ponerte creativo/a con el suelo de tu hogar. Hay baldosas que replican materiales como el mármol, parquet, madera, piedra o incluso ladrillo.
En Livitum sabemos muy bien que el color es esencial para definir los espacios del hogar. Cada habitación de la vivienda tiene funciones distintas, por lo que sus colores deben dialogar con esa utilidad.
Para zonas como el salón te aconsejamos colores que den amplitud y elegancia: elige tonos como beige, marrón claro o amaderados. En los dormitorios puedes darte más licencias. Van bien los suelos alfombrados o de colores que tengan sentido con la decoración general de la habitación. Por ejemplo, los tonos cálidos como el roble o el nogal crean un ambiente acogedor. Si buscas un estilo más moderno y minimalista, considera colores más neutros como un celeste suave o un blanco roto.
Ahora bien, para la cocina o el baño, la higiene y facilidad de limpieza son primordiales. Por esto, los suelos cerámicos en tonos claros son perfectos. Colores como el blanco o gris suave ayudan a detectar la suciedad a simple vista. Sin embargo, si quieres agregar un toque de color y personalidad, prefiere patrones geométricos o colores más atrevidos.
En cuanto a las áreas de paso como pasillos y entradas, donde el tránsito es constante, opta por colores más oscuros o patrones que disimulen el desgaste y la suciedad. Los tonos tierra o incluso el gris oscuro son opciones prácticas y sofisticadas.
La luz de tu vivienda juega un rol importante en la elección del color del suelo. Toma en cuenta que en habitaciones oscuras como sótanos o baños internos, debes escoger tonalidades claras. Beige, gris, o incluso tonos pastel, pueden ser buenas opciones. Estos colores ayudan a reflejar la luz artificial, haciendo que el espacio parezca más abierto y acogedor.
Por otra parte, en espacios con abundante luz natural puedes darte más licencias. Por ejemplo, optar por suelos de tonos oscuros como el nogal o ébano. De esta manera añadirás profundidad al espacio. Estos colores crean un contraste atractivo con paredes y muebles claros, realzando el diseño interior.
Idealmente, el color del suelo debe armonizar con el mobiliario escogido. Un suelo de tono neutro es una buena base para muebles coloridos o de diseño audaz. Sin embargo, si has escogido colores atrevidos o estampados para el suelo, es mejor decorar la habitación con muebles de tonos lisos.
Además, debes tener en cuenta el tamaño y la disposición del mobiliario. En espacios con muebles grandes y pesados, un suelo de color claro puede ayudar a “aligerar” la habitación. Mientras que en áreas con piezas más pequeñas, un suelo oscuro puede añadir profundidad y definición al espacio.
Finalmente, no olvides que las alfombras son ideales para unir el suelo y los muebles. Una alfombra bien escogida sirve como elemento de transición entre ambos. Este elemento decorativo ayuda a delinear áreas en espacios abiertos y agrega una capa adicional de color y textura.
Recuerda, la clave para crear un espacio armónico y acogedor es el equilibrio. Jugar con las texturas, colores y materiales del suelo dará como resultado habitaciones bien integradas.