Lo primero que debes preguntarte es qué quieres conseguir con esta decoración con cuadros. ¿Buscas un espacio minimalista o mejor un lugar que desprenda dinamismo? ¿Un punto focal que se lleve todas las miradas o algo con un toque más artístico? Sal de dudas.
Como una de sus principales ventajas, solo te mencionaremos que los cuadros grandes, de tamaño XXL, son una de las tendencias decorativas de la temporada. Dicho esto, has de tener en cuenta otras consideraciones, como el tamaño de la estancia en el que quieres ubicarlo, el estilo que pretendes en tu decoración o si estás dispuesto o no a una mayor inversión.
Entre las bondades de un cuadro grande, además de estar de moda, está que, al tener un solo cuadro, este se convierte automáticamente en un punto focal de la habitación. Ese lugar al que se dirigen todas las miradas al entrar en esa estancia y, por tanto, en el protagonista indiscutible de tu diseño.
Otra de sus ventajas es que es ideal para espacios amplios en los que cuadros de dimensiones más reducidas parecerían estar desolados. Su tamaño debe ser proporcionado al de la estancia en la que se ubican. Pero si la habitación es muy pequeña, un cuadro demasiado grande puede saturar el espacio y, además de no lucir, estropear el resto de la decoración.
Además, un cuadro grande es perfecto para diseños de estilo minimalista, en los que el ‘menos es más’ es esencial y la decoración se basa estrictamente en los elementos esenciales. Y, desengáñate, un solo cuadro grande en el salón, por ejemplo, ayuda a crear diseños muy elegantes, sofisticados y relajados.
Por el contrario, un cuadro de gran tamaño requiere de una mayor inversión y siempre te será más complicado el colgarlo. Puede resultar engorroso y complicado. Así que posiblemente necesites de una mano extra de ayuda para conseguirlo.
La otra opción. Varios cuadros pequeños son perfectos para decorar espacios más acotados, como pasillos, escaleras o rincones más reducidos. Con ellos puedes crear una bonita galería siguiendo tus gustos o recopilando algunos de tus recuerdos.
Al poder jugar con la cantidad de cuadros y sus diferentes medidas, siempre pueden adaptarse más fácilmente al tamaño de la pared, jugando con ellos hasta conseguir la composición perfecta. Ya sean solo dos cuadros, tres o los que creas convenientes.
Además, al tratarse de varios cuadros, si en algún momento alguno deja de gustarte, siempre es más sencillo sustituirlo por otro, traído de tu último viaje, por ejemplo.
Como negativo, al tener que colgar varios cuadros, necesitas de una mayor planificación antes de taladrar la pared, ya que necesitas saber de antemano cómo colocarlos. Una buena opción es haciendo la composición que creas en el suelo e ir cambiando la posición tantas veces como creas necesario, hasta conseguir la composición de tu galería perfecta. Después solo tendrás que trasladar esa disposición a la pared.
Otro de sus inconvenientes es que debes colgarlos perfectamente y muy alineados, porque si no es así, el diseño se verá muy desordenado y hará daño a la vista. Además, vigila en la cantidad de cuadros que pongas, porque visualmente puede verse demasiado sobrecargado.
En conclusión, si buscas un look sobrio, elegante y potente, que se lleve todas las miradas, debes apostar por un solo cuadro de gran tamaño. Si, por el contrario, prefieres más versatilidad y un toque más artístico que muestre cuál es tu personalidad, opta por varios cuadros pequeños.
¿Sabes ya qué vas a colgar en tu próximo diseño? ¿Quizás un gran cuadro XXL o te pondrás creativo y crearás una bonita galería de arte con varios cuadros pequeños?
