Dicen que la necesidad nos vuelve más creativos. Y es precisamente lo que sucede cuando encontramos espacios pequeños o plantas irregulares que nos “obligan” a sacar lo mejor de nuestras estrategias decorativas.
Los dormitorios, estudios o salones de pocos metros cuadrados implican saber distribuir muy bien el entorno y aplicar algunas técnicas de experto. Ahora bien, cuando nos enfrentamos a plantas irregulares o de formas inusuales, la dificultad aumenta. Debemos crear una estancia que aproveche los rincones y adaptar la decoración para que cada pieza luzca con el protagonismo que merece.
Es precisamente lo que sucedió con este salón comedor triangular de 19 m², decorado por la diseñadora Laura Álvarez de Livitum. Te contamos cuáles fueron sus elecciones clave para conseguir un espacio acogedor, funcional y con muy buen gusto. ¡Ideal para sentirte en casa!

En la parte más estrecha de la planta, se ha colocado un bonito sofá de tono azulado, repleto de cojines a tono, la mayoría confeccionados en algodón. Los colores recuerdan al mar y al cielo, dando así un aire sereno y pacífico a la estancia. No es una decisión casual: la idea era crear un salón donde se pueda descansar y relajarse sin complicaciones.
A ambos lados del sofá, se dispusieron dos mesitas en color roble oscuro. De esta manera, se facilita el uso diario de la zona, pudiendo disfrutar de una lectura, una copa o una taza de café sin complicaciones.
La combinación con la madera en el suelo y en los muebles también es muy resultona. Se complementa con algunas piezas tejidas como las pantallas de las lámparas y una alfombra en color crema, perfecta para ganar en textura y profundidad. En el área de la TV, la diseñadora sumó un precioso cuadro abstracto de tonos fríos, ideal para contrastar con la chapa de nogal oscura que destaca en los muebles.
Para el comedor se ha optado por una original mesa redonda de cemento blanco. A pesar de contar con un espacio reducido, el lugar resulta cómodo y fácil de transitar gracias a las líneas curvas de los muebles principales y la disposición bien diseñada.
Alrededor de la mesa optamos por colocar un conjunto de elegantes sillas tapizadas en color beige. Se decoró con algunos jarrones de vidrio y otro de cerámica, todos con texturas para añadir interés visual al comedor.
Siguiendo la línea del salón, en el comedor también sumamos algunos detalles de fibras naturales y materiales nobles. Destaca la lámpara de techo fabricada en papel trenzado, el aparador con chapa de nogal y la estantería abierta de madera maciza.
Aprovechamos el paso del comedor al salón para instalar una pequeña zona de trabajo. La elección de muebles y la distribución fue clave para organizar bien el espacio y lograr un punto de estudio y enfoque.
Para ello, instalamos un bonito escritorio de dos niveles, una silla giratoria tapizada y una cálida alfombra de lana beige. Sumamos una lámpara de estilo industrial con ribetes dorados y un encantador cuadro decorativo en la pared. Complementamos con algunas plantas ornamentales y dos portalápices de madera sobre el escritorio.
Por último, aprovechamos la conformación de esta planta irregular para instalar un pequeño (y práctico) recibidor en la entrada del salón. Optamos por muebles en color blanco para dar un respiro al entorno. De esta manera, permitimos que el resto de muebles de madera oscura, los toques tejidos y las fibras naturales protagonicen la decoración general.
En la pared, colocamos una práctica consola flotante de dos cajones. Para añadir un toque cálido, la decoramos con una bonita lámpara de base oscura y pantalla clara, un jarrón beige y un espejo de marco arqueado en color negro. Al costado, sumamos un zapatero de cuatro compartimentos y un puf de fibras naturales. ¡Ideal para una bienvenida acogedora!