Al tratarse de espacios generalmente de escaso tamaño, es bueno que te esmeres en su decoración. Quizás su pequeño tamaño también sea la clave para poder ponerte creativo, atreviéndote a incorporar ciertos colores o formas que en otro espacio puede resultar exagerados.
Sea como sea, uno de los elementos que resulta muy efectivo sin ocupar mucho espacio y que puede ayudarte a aportar color a tu hogar, definir cuál es tu estilo y decorar sin mucho esfuerzo es una alfombra. Pero, ¿qué alfombra poner? ¿De qué forma y de qué color?
Una de las premisas que ha de cumplir una alfombra de un recibidor es sin duda su resistencia. Al fin y al cabo, el recibidor es una de las estancias de más paso de la casa, por lo que ha de ser resistente al trasiego de sus inquilinos e invitados.
Las alfombras de fibras naturales son ideales para esta zona. Su gran resistencia y durabilidad las hacen merecedoras de ese honor. Además, al tratarse de un producto natural, es una forma de acercar la naturaleza al interior, aportando al tiempo un toque de calidez.
Por la misma razón de que se trata de una zona de mucho trasiego, es bueno evitar las alfombras de tonos más claros. A no ser que quieras pasarte el día con el aspirador en la mano. Colores más sufridos y oscuros realizarán la misma función decorativa sin tener que estar pendiente de las posibles manchas.
La forma de la alfombra que incorpores al recibidor dependerá un poco de la forma de éste. Si es un espacio alargado y estrecho es mejor optar por una alfombra rectangular. Mientras que si es un espacio más cuadrado puedes decantarte por una alfombra circular que cubra parte del suelo, pero que al tiempo deje ver parte de éste para que visualmente el espacio parezca mayor.
Eso también dependerá de tu decoración o de tu personalidad. Si buscas una decoración sobria y elegante apuesta por tonos lisos o con formas geométricas muy suaves. Si por el contrario quieres color, los estampados étnicos o los estampados florales, pueden ser tu mejor aliado para llenar de vida tu recibidor.
Además de decorar, siempre hablamos de las bondades de las alfombras a la hora de delimitar espacios. Una premisa que también puedes aplicar en el recibidor. Por ejemplo, en esos casos en los que la entrada de la casa es un largo pasillo en el que no se distingue el espacio de recibidor del resto. Una de las formas de delimitar y dar vida a estos recibidores es con una bonita alfombra que separará esa zona del resto del pasillo, acortando de paso visualmente su largura.
Al tratarse de un lugar que da la bienvenida a los invitados, asegúrate de que no cuenta con ningún lado que sobresale o esté doblado y pueda hacer caer y tropezar a alguna de las visitas o inquilinos. Procura que las esquinas no se levanten. ¿Cómo evitarlo? Un pequeño truquillo, añade un poquito de cinta adhesiva de doble cara en cada una de las esquinas para que quede pegada al suelo, evitando así posibles accidentes.
Más allá de las consideraciones estéticas, has de tener en cuenta alguna de las medidas de la alfombra que vas a poner en el recibidor, porque no queremos que ésta impida abrir y cerrar correctamente la puerta de entrada, por ejemplo, u otras puertas de la casa que den allí. Asegúrate de que la alfombra no entorpezca su apertura o lo que comúnmente se llama su barrido o recorrido.
También es bueno que la alfombra no ocupe todo el espacio del recibidor, sino que respire un poco por los costados, ya sea circular, rectangular o cuadrada. Lo ideal es dejar un margen de 10 a 15 cm en cada uno de sus lados.
En el caso de optar por una alfombra rectangular para tu recibidor estrecho, un truco es elegir una que tenga la misma anchura que la puerta, para pasar siempre por su centro y evitar tropezarte con ella.