¿Que no sabes qué tipo de espejo poner? No te preocupes, te damos unas cuantas ideas.
No hace falta que el espejo sea muy trabajado u ornamentado, un espejo sencillo, con un marco de madera, puede ser suficiente para cohesionar un pasillo repleto de puertas de madera. Colocado estratégicamente al final del pasillo, conseguirá acortar distancias y hacer que un espacio alargado y estrecho parezca más corto y amplio.
También puedes convertir al espejo en el protagonista de la decoración de tu pasillo, dándole un espacio privilegiado que se lleve todas las miradas. Es una forma de focalizar la vista hacia un punto, de manera que uno se olvide del resto del pasillo.
Una buena opción es elegir un espejo con una forma original, alejado del típico cuadrado, rectángulo o círculo. Si además, lo colocas sobre una pared con textura diferente a las del resto, el resultado es tan espectacular como este de un proyecto de Livitum. Unos simples paneles de listones de madera captan la atención sobre un espejo de forma diferente, colocado, de nuevo, al final del pasillo.
En lugar de colocarlo simplemente en una pared lisa, enmárcalo en unas molduras. Además de darle textura a las paredes del pasillo y decorarlo sin mucho esfuerzo, conseguirás resaltar la presencia del espejo. Procura que si la forma de la moldura es rectangular, la forma del espejo sea la misma, para conseguir equilibrio visual.
A mayor sea el tamaño del espejo más superficie donde se refleje la luz tendrás. Y no solo eso, ¿a quién no le gusta mirarse de vez en cuando para ver cuál es su aspecto general o si ese trapito elegido es el ideal?
Estos espejos de cuerpo entero con el borde superior redondeado son muy bonitos, porque su curva da a la pieza un toque más decorativo. Si además, el marco del espejo es de metal dorado, como el de este ejemplo, la sofisticación del espacio adquiere tintes superiores.
Otra opción es poner más de un espejo, consiguiendo el mismo efecto que con uno mayor. Ello te permitirá jugar con su posición, creando con ellos un diseño único, casi escultural, como en el caso de este proyecto de Livitum, en el que tres espejos de formas orgánicas se han combinado creando una composición muy original.
Los espejos no siempre tienen que estar colgados de la pared. También puedes optar por apoyarlo sobre una consola. Sobre todo, si el tamaño del espejo no es muy grande, si necesitas el espacio de la pared para otras cosas, como unas preciosas baldas, o si quieres darle un toque diferente a una decoración sencilla, formada por una consola, un pechero y el espejo.
Este tipo de espejos son ideales para darle profundidad a cualquier espacio. Su forma, parecido al de una ventana, te hará creer que cuentas con una en mitad de tu pasillo. De esta forma, la luz que refleja ayudará a iluminar un espacio que normalmente es muy oscuro. Mientras que su reflejo, ampliará el espacio.
Eso sí, procura que lo que se refleje en ese espejo de ventana sea algo bonito. A nadie le gusta que se descubra el desorden del cuarto de tus hijos o los platos sin fregar de la cocina.
Otra de las ventajas de los espejos es que encajan en cualquier estilo. Solo basta con encontrar la forma adecuada a tu diseño. Más moderno, más clásico, más bohemio o más rustico. Incluso un espejo con una forma clásica y un marco en dorado, puede convertirse en un elemento moderno arropado por un diseño contemporáneo.
El marco de los espejos es el que, en ocasiones, determina su estilo. Puede tener un marco de madera, metálico, carecer de él o tener un color llamativo que te condicione toda la decoración.
Como en este diseño de Livitum, en el que el color del espejo ha sido el punto de partida para decorar la pared y añadir otros elementos decorativos del mismo tono.