Si eres de los que están un poco dubitativos, no te preocupes. Te explicamos los pros y los contras de cada acabado, para que puedas decidir con coherencia. Siempre primando, eso sí, tus preferencias.
Lo primero que has de tener en cuenta es el uso que le darás a cada espacio. Ya que, dependiendo del acabado, resaltarás unos aspectos u otros de la decoración, así como las diferencias que hay entre uno y otro en cuestión de mantenimiento y limpieza.
La pintura mate es una de las grandes aliadas de la decoración en las últimas décadas. Se ha postulado como un must de las tendencias decorativas por méritos propios. Suaviza las superficies, se adapta a la perfección en muebles, paredes y objetos decorativos, y disimula como ninguna otra las posibles imperfecciones de la superficie. Con ella crearás espacios elegantes, sobrios y sosegados.
Mientras que la pintura brillante es perfecta para dar protagonismo a los colores, haciéndolos todavía más llamativos. Por esa misma razón, es mejor utilizarla con mesura para no saturar los espacios. Lo ideal es incorporarla en objetos decorativos determinados o en muebles, para que contrasten con las paredes mates de la estancia. En su justa medida, puedes dar un toque genial a cualquier espacio, pero en exceso puede resultar agobiante.
El brillo siempre delatará las imperfecciones de las superficies en las que se incorpora, pero puede resultar mucho más fácil de limpiar. Por lo que, por ejemplo, puede ser una buena opción para el cuarto de los más pequeños que, quieras o no, siempre acaban por dejar constancia de su creatividad en las paredes de su habitación.
Es otro de los lugares de difícil elección en los acabados. Aquí tiene un factor importante el tema de la limpieza y el mantenimiento.
Mientras que una cocina con muebles brillantes resultará mucho más llamativa, las cocinas con acabado mate son mucho más elegantes. Mientras que las cocinas con acabado brillante dan mayor sensación de amplitud, las mates resultan mucho más cálidas y hogareñas. Mientras que las primeras son más fáciles de limpiar, también dejan ver antes las huellas y la suciedad. Es decir, las cocinas con acabado brillante se limpian más fácilmente que las cocinas acabadas en mate, pero también se ensucian más. Entonces, ¿cuál elegir? Depende de lo maniático de la limpieza que seas y de lo que quieras transmitir con tu elección. Si eres muy atrevido o prefieres la sobriedad.
Lo mismo ocurre con la elección de los azulejos. Atrás quedan aquellos azulejos siempre brillantes que decoraban las cocinas y los baños de nuestros abuelos. Ahora ya se puede elegir y optar por azulejos de acabado brillante o de acabado mate.
Al igual que en los muebles de la cocina, su limpieza y la facilidad con la que se detectan las huellas es importante. Y más en unas estancias, como el baño o la cocina, en los que su funcionalidad y su uso constante son fundamentales.
Con los azulejos ocurre lo mismo que con el resto de materiales. El acabado brillo resultará más llamativo, siempre será más fácil de limpiar, pero por el contrario, cualquier huella se verá mucho antes que con un azulejo mate. Este último, mucho más sofisticado y acogedor, bastante más complicado de limpiar, pero capaz de disimula como ningún otro la suciedad.
Si no te decides por ninguno de los dos acabados, también puedes optar por el acabado satinado. Un mix entre los dos. Es mucho más versátil. Aportando un toque de brillo a los materiales, sin que resulte demasiado llamativo, y haciendo propias algunas de las ventajas de los acabados mate, como una mayor resistencia y un aspecto más sedoso a paredes, muebles o accesorios.
