Muchas son sus ventajas, ya que ayudan a reducir la temperatura incluso hasta 5 grados, dependiendo de la superficie que ocupen. Mejoran la calidad del aire al absorber el dióxido de carbono y liberar oxígeno. Son un gran aislante acústico y visual. Y, al acercarte la naturaleza a tu hogar crea un bienestar mental que ayuda a mejorar tu rendimiento, a relajarte y tu estado de ánimo.
Dadas todas estas ventajas, la pregunta es, ¿por qué todavía no tienes uno en tu casa? No te preocupes, te damos todas las claves para conseguirlo
Lo primero es decidir dónde quieres ponerlo. Si en el interior o en exterior. Ya que dependiendo de su ubicación necesitarás un tipo de plantas u otro. Una vez decidido eso, en qué pared y cuál será su tamaño. Y por último, si quieres que tenga plantas naturales o artificiales. Las primeras necesitarán de muchos más cuidados, pero con las segundas perderás ese contacto con la naturaleza que buscas y necesitarás que sean de buena calidad para evitar que se estropeen fácilmente o que resulten demasiado falsas.
En el caso de las plantas naturales, has de pensar en colocarlas en una pared que reciba suficiente luz natural y que el sol no sea excesivo.
Decidida su ubicación, has de tener en cuenta varios factores, como el tipo de plantas que vas a usar, el sistema de riego que utilizarás, el tipo de estructura en la que situarás el jardín vertical y el tipo de sustrato o nutrientes que necesitarás.
El tipo de plantas a usar en tu jardín vertical dependerá de su ubicación, si es interior o exterior, así como de su estética y funcionalidad. Es decir, si quieres un jardín vertical con plantas aromáticas para cocina, por ejemplo, o quieres un jardín repleto de flores de colores.
Para un jardín vertical exterior puedes usar plantas trepadoras y enredaderas que son muy vistosas y rápidamente cubren la pared natural. Si quieres mucho color opta por flores que necesiten mucho sol. Mientras que si lo que quieres es crear un pequeño huerto vertical en tu terraza apuesta por plantas hortícolas como las lechugas, las espinacas o los rábanos, por ejemplo.
Para el interior, elige plantas como el helecho o el potos, que no necesitan mucha luz directa, así como flores como las orquídeas, que requieren solo de luz indirecta.
Para facilitarte la tarea de regar tu jardín vertical, la mejor opción es instalar al construirlo un sistema de riego automático por goteo, que te permitirá tener tu jardín vertical perfecto al controlar siempre su humedad. Pero si tu presupuesto es escaso, tendrás que hacerlo de forma manual.
Tipo de sustrato
El sustrato elegido para tu jardín vertical también es importante. Debe ser ligero, rico en nutrientes y que esté bien drenado. Hay diferentes tipos, como el musgo, la tierra, el mixto, etc… es bueno que investigues el que mejor se ajusta al tipo de plantas que has elegido para tu jardín vertical.
La estructura que sustente a tu jardín vertical también dependerá de dónde quieras situarlo. Pero indiscutiblemente ha de ser ligera. Puedes elegir paneles prefabricados, sistemas modulares, mallas metálicas o maderas tratadas. Otra opción es el plástico, siempre que sea de buena calidad para que no se estropee con el sol, e incluso el fieltro.
Teniendo en cuenta todas esas cosas, es relativamente sencillo instalar un jardín vertical en tu hogar. A partir de ahí, solo tendrás que mantenerlo para que luzca igual de bonito que el primer día. Acuérdate de regar regularmente, podar las plantas de vez en cuando para promover su crecimiento e inspeccionar regularmente las plantas en busca de posibles plagas o enfermedades que puedan acabar con él.
Si no es así o su diseño no es el adecuado, piensa que tu jardín vertical no va a durar mucho tiempo. Y todo tu trabajo habrá sido en vano.