7 errores que cometes al decorar la habitación de matrimonio: ¡evítalos!

El dormitorio de matrimonio debería ser un espacio de máxima comodidad y armonía visual. Sin embargo, no siempre es fácil cumplir con este objetivo. Hay algunos errores comunes que se repiten en la mayoría de casas y que vale la pena evitar para crear una habitación con estilo y, sobre todo, donde te apetezca descansar.
Publicado por Graciela Olave · 23 de junio de 2025
7 errores que cometes al decorar la habitación de matrimonio: ¡evítalos!

Dormir bien no solo depende de un buen colchón, una temperatura agradable o buenos hábitos. La decoración y distribución de tu habitación de matrimonio también influyen (y mucho) en tu descanso y tu estado de ánimo. A veces, cometemos pequeños errores que se acumulan y terminan desembocando en un dormitorio sin sentido, desordenado y sin estilo propio. Conoce los siete errores más populares con los que nos encontramos antes de decorar un dormitorio y transformarlo en un espacio realmente acogedor y elegante.

1. Exceso de estampados sin sentido

Una cosa es jugar con los textiles y otra muy distinta es realizar mezclas sin sentido, simplemente juntando “lo que hay” en casa. Cojines de flores, sábanas de rayas, cortinas con motivos geométricos… ¿El resultado? Un caos total que puede afectar al descanso y a la paz visual. 

Es fundamental elegir una gama cromática coherente y jugar con variaciones sutiles. Si te gustan los estampados, escoge uno protagonista y acompáñalo de otros más neutros. Y no olvides dejar respirar al ojo con zonas lisas que sean más suaves y, por ende, relajantes. 

2. Descuidar la iluminación artificial

Muchos dormitorios dependen exclusivamente de una lámpara de techo. ¡Gran error! La iluminación artificial debe ser cálida, graduable y en capas: una general, otra puntual (como las lámparas de noche) y, si puedes, una ambiental o decorativa.

Evidentemente, contar con luz natural es lo más recomendable. Sin embargo, por mucho que tengas una habitación de matrimonio con vistas al exterior, el sol se pone para todos. La noche llega y necesitarás una lámpara o unos apliques bonitos para leer o descansar antes de dormir. No descuides la iluminación artificial: aprovecha las distintas opciones que hay en el mercado para crear un ambiente íntimo y acogedor.

3. Ropa de cama incoherente

El juego de sábanas, cojines y nórdicos dice mucho del estilo (y del cuidado) que pones en tu habitación. Fundas arrugadas, colores que no combinan, materiales ásperos o con pelotillas… Todo suma para mal.

Prefiere textiles naturales como el algodón o el lino, colores coherentes con el resto del espacio y un cierto orden estético. Una cama bien vestida no necesita grandes lujos, solo armonía y mimo: un edredón ligero, algunos cojines bien elegidos y una manta colocada con intención pueden marcar la diferencia.

4. Paredes sosas y aburridas

Una habitación sin cuadros, sin color o sin textura en las paredes se siente fría y sin tu sello personal. Este error es el más común de todos y el más fácil de resolver. Opta por una pared pintada en un tono suave, pero envolvente, un papel pintado discreto o incluso un cabecero tapizado. 

También puedes sumar algo de relieve con molduras, ojalá en el mismo color que la pared. Otra opción que nunca viene mal es colgar algún cuadro u otra decoración de pared como tapicería o ilustraciones.

5. Falta de almacenaje = desorden absoluto

Definitivamente, el orden va de la mano con la capacidad de almacenaje que tenemos en la habitación. Si no hay suficiente espacio para guardar, los objetos se acumulan a la vista: ropa sobre la silla, libros por el suelo, cables por todas partes, etc.

Busca soluciones que se adapten a tu espacio: baúles bajo la cama, mesitas con cajones, cestas decorativas o un armario bien organizado. 

6. Muebles y alfombras desproporcionados

Otro error frecuente que vale la pena revisar en nuestros dormitorios: elegir piezas que no encajan con el tamaño real de la habitación. Por ejemplo, una cama demasiado grande en un espacio pequeño, una alfombra minúscula o mesitas que apenas dejan circular cómodamente en el dormitorio.

La proporción es clave para crear un ambiente equilibrado y estilizado. Si tu dormitorio es pequeño, elige cabeceros ligeros, mesitas voladas o alfombras en tonos claros. En habitaciones grandes, atrévete con piezas más contundentes, pero siempre dejando espacio para que el ambiente respire.

7. No cuidar la distribución de los muebles

A veces el problema no está en lo que tienes, sino en cómo está distribuido y organizado. Camas pegadas a la pared, puertas que chocan con el armario, mesitas donde no puedes ni apoyar un libro… Sin duda, la mala distribución genera incomodidad.

Antes de colocar los muebles, mide y planifica. La cama debería tener espacio para ambas personas y los puntos de paso deben quedar libres. Si el dormitorio es estrecho, trata de tener la menor cantidad de muebles posible, pero que sean funcionales y en materiales o tonos ligeros. El objetivo: que moverse por la habitación sea natural y, sobre todo, cómodo.

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