El salón es el espacio más social de un hogar. Aquí es donde se reúne la familia para explicarse el día, ver su serie preferida unidos o simplemente para charlas con los amigos. Es fundamental que sea un espacio cómodo que invite al relax y a la conversación. Un espacio agradable en el que quieras reunirte. Por ello es importante que cuente con varios asientos. No solo un cómodo sofá, sino también otras alternativas que, aunque no ocupen mucho espacio, puedan ser útiles para albergar a cuantas más personas mejor. Piensa en añadir alguna butaca o en tener algún puff a mano.
Buscas que el salón sea un lugar acogedor y ello lo puedes conseguir vistiendo las ventanas con bonitas cortinas que, además de aportar privacidad, evitarán la entrada de frío del exterior y añadirán un toque de contraste a la pared.
Otro imprescindible para conseguirlo es con una alfombra. Aporta calidez, delimita esa zona de socialización del salón y con ella puedes gestionar los tonos de la decoración.
Los accesorios que incorpores al salón son más importantes de lo que podrías pensar en un primer momento. Son muy útiles para poder añadir las tendencias de la temporada, porque son más fácilmente sustituibles que otros elementos del salón. Esos cojines y esas mantas del sofá, puedes cambiarlos siempre que quieras por otros con los tonos de la temporada. Además, con ellos puedes arriesgar con colores más llamativos que, en otros elementos, podrían saturar la decoración.
Darle estilo a un salón es fácil si diriges las miradas hacia una de las paredes. Puedes diferenciarla del resto con una pintura de diferente color o añadirle un papel pintado con textura, más extremado o llamativo.
Otra forma de decorar las paredes es usando paneles de listones de madera, un must de la temporada. Ellos solitos son capaces de aportar mucha calidez a un espacio, porque están fabricados con madera, uno de los materiales más acogedores.
Además, con ellos puedes crear composiciones muy atractivas, panelando por completo una de las paredes, utilizándolos de separación entre la parte del sofá y el comedor, o decorando solo una parte de las paredes para crear un contraste.
Siempre que puedas potencia la luz natural que entra en tu salón. No entorpezcas su entrada situando muebles frente a las ventanas o con cortinas demasiado opacas.
Por la noche, ilumina la estancia adecuadamente con una luz cálida, que es la más semejante al sol. Lo ideal es pensar en una luz general que ilumine toda la estancia y después en diferentes puntos con los que iluminar el resto de rincones. De manera que puedas jugar con ellos y crees diferentes ambientes, según tengas una lámpara u otra encendida.
Ese tener cerca la naturaleza siempre nos reconforta. Así que intenta tener tantas plantas como te sea posible en el salón. Sabemos que no siempre se es buen jardinero, pero eso no es problema, ya que existen variedades de plantas que necesitan pocos cuidados y prácticamente sobreviven solas.
Las plantas, además de ese acercamiento a la naturaleza, también aportan un toque de color y decoran esos rincones olvidados del salón.
Una casa no es un hogar si en ella no hay muestras de que allí se vive. Por ello es importante que para conseguir que un espacio sea acogedor y estiloso haya muestras de tu personalidad y detalles que denoten tus gustos. Fotos familiares, recuerdos de viajes u objetos personales.
Los sentidos son fundamentales para sentirse a gusto en un espacio. No solo ha de ser un lugar bonito y funcional, sino que también debe oler bien, para no querer salir de allí. Unas velas aromáticas o unas flores frescas siempre serán bienvenidas al salón, para conseguir ese aroma tan agradable que se busca. También puedes usar ambientadores, pero dado que generalmente son bastante feos, lo mejor es esconderlos. Usarlos, pero que no se vean.
Por último, piensa en usar tonos suaves para las paredes. Colores que inviten a la relajación, como los tonos neutros. Un beige, un gris o unos tonos tierras son ideales para un salón cálido y acogedor.
Si además puedes aportarle un poco de textura a las paredes, la sensación de confort se multiplicará. Hazlo con unas bonitas molduras en las paredes, con papel pintado con cierta textura e incluso dejando los defectos y las muescas producidas en el encalado.