Entre esos tonos neutros, sin duda, los beige y los grises son los reyes. Un combo perfecto al que se ha unido un tercer tono nacido de la combinación de ambos, el greige. Cualquier de los tres, ideal para decorar un salón. ¿Cuál prefieres?
El beige es un color claro que, gracias a su neutralidad, casa con todo. Cualquier color que coloques junto a él, quedará bien. Por eso es uno de los más usados en decoración. Pero no solo por eso. Además es un tono que por sí solo aporta mucha calidez a cualquier espacio, pero que si lo combinas con madera, crean el combo perfecto.
Es ideal para decorar tu salón en un estilo nórdico, en el que no falten por supuesto ni la madera ni las fibras naturales. Añádele toques de negro en algunos detalles, como las patas de algunos muebles, alguna lámpara o algún espejo, y conseguirás un salón relajado y elegante del que no querrás salir.
El otro gran protagonista es el gris, en todas sus tonalidades. Desde el más claro al más oscuro. Es todo un clásico atemporal y elegante, que nunca pasa de moda. Un color frío con el que, sin embargo, puedes crear salones muy cálidos y acogedores. ¿El truco? Combinarlo con algún color tendencia de la temporada más atrevido o con otros clásicos, también atemporales, como el verde o el azul.
Por ejemplo, añadiendo a ese salón de paredes grises, un bonito sofá de tono azulado repleto de cojines de azules más oscuros y combinarlo con toques metálicos en dorado para darle un aire muy sofisticado a la estancia. O añadirle toques de madera para conseguir esa calidez que le falta al espacio, a través de unos paneles de listones de madera en una de las paredes. Las posibilidades son muchas, y fácilmente acertadas, ya que el gris siempre da mucho juego y combina con todo, sobre todo con los colores más fríos, el blanco, el negro, e incluso colores más pasteles y empolvados.
Tras años de salones beige y grises, ha irrumpido con fuerza otra propuesta. Se trata del greige. Un color a medio camino entre ambos, que aporta la calidez del beige, sin desperdiciar las cualidades del gris. Una tonalidad de beige más elevada con matices grisáceos, que ha enamorado y conquistado a los diseñadores de interiores por su gran versatilidad.
Es un color que queda bien tanto en las paredes, como en alguna pieza de mobiliario. Y cuenta con esa ventaja que también ofrecen el beige y el gris, es decir, combina con todo. Ya sea un azul, un verde e incluso un color amarillento. También casa perfectamente con la madera, convirtiendo cualquier estancia sosa y apagada, en un ambiente relajado con mucho estilo.
Para elevar el tono de cualquier salón con una base en greige, nada como añadir pinceladas de otros colores más vivos, toques metálicos en dorado, pinceladas de negro o madera por doquier.
Su versatilidad es tal que encaja en cualquier estilo. Ya sea un nórdico, con toques de madera y líneas depuradas, o un estilo más moderno, con detalles de tonos más atrevidos. Incluso con un rústico, con muebles de madera maciza y vigas vistas en el techo.
Además, es un tono muy camaleónico, ya que según sea la incidencia que tenga de luz sobre él, variará. Pareciendo más cercano al beige con una luz más tenue, o más próximo al gris ante mucha claridad. ¡Vamos!, el tono ideal para cambiar un poco el color de tu salón si llevas ya muchos años con otros tonos neutros, pero sin dejar atrás tu estilo y el diseño original.
Y tú, ¿cuál de esos tres tonos elegirías para el salón de tu hogar?