Un suelo de roble oscuro que aporta calidez, las paredes pintadas en un gris muy clarito y tres ventanas -dos en la zona de la cocina y una en el salón- que permiten la entrada de muchísima luz natural son la base neutra con la que contábamos para empezar a trabajar.
El objetivo era construir un salón-comedor cómodo, sereno y agradable, teniendo en cuenta dos elementos que condicionan la distribución y el estilo del espacio: un pilar exento en el centro de la estancia y el color verde de los frentes de cocina.
Fresco, elegante y actual a la vez: así es el verde oliva. Pero, ¿qué hace de él un color tan versátil? La respuesta está en su composición, en la que se encuentran toques marrones, azules y amarillos que lo convierten en un color muy fácilmente combinable con cualquiera de esos otros. Como ves, se trata de colores que suelen utilizarse para crear ambientes relajados en los que se genere una sensación de cercanía con lo natural. Por ese motivo, las maderas y los revestimientos en piedra suelen ser los materiales escogidos cuando se introduce el verde en cantidades generosas en un espacio: fíjate no sólo en los suelos, sino también en las superficies marmoleadas de la preciosa cocina de este proyecto.
Siendo así, la paleta de colores escogida para el mobiliario y los textiles no podía ser otra que… ¡has acertado! Una paleta neutra. En el mobiliario de toda la estancia van a usarse maderas claras y blancos. En las tapicerías y los textiles, los tierras, grises y el beige van a conformar una paleta clarita, acogedora y serena. El toque divertido y el dinamismo lo ponen los auxiliares y accesorios: un sillón con formas curvas, una tapicería en terciopelo en el sofá y unos cojines con flecos muy muy de tendencia.
¿Y si lo convertimos en un aliado? Los elementos estructurales suelen ser una magnífica opción para zonificar ambientes. En este salón diáfano, hemos utilizado el pilar exento situado en el centro del salón para establecer el límite entre las tres zonas que queríamos separar:
el comedor, a la izquierda del pilar y al lado del office. Entre la la barra del office y el pilar restaba espacio suficiente para ubicar el comedor. Además, es la zona más cómoda en la que situarlo porque resulta más cómodo a la hora de servir la mesa tener la cocina cerca. Se ha creado con una súper mesa redonda -tiene 120 cm de diámetro- que favorece una circulación cómoda a su alrededor. Es de estilo nórdico, al igual que las seis sillas que la acompañan y pertenecen a la misma colección que los taburetes del comedor de diario.
el salón, a la derecha del pilar y junto a la entrada de luz. El sofá se ha colocado, literalmente, en el centro de la estancia. Y es que se ha utilizado para organizar el espacio: al colocarlo exento se consigue crear un pasillo detrás de él y delimitar el área de la cocina y el comedor y establecer una frontera visual entre ellos y la zona de estar. Se ha optado por un modelo con el respaldo bajo y chaise longue tapizado en color beige.
el rincón de lectura, entre el pilar y el extremo de la estancia. El hueco restante se ha utilizado para crear un coqueto rincón de lectura solo con lo imprescindible: una butaca ergonómica y con el cabezal abatible para conseguir el máximo confort, una librería metálica en color y una lamparita pie con la base en madera y una pantalla redonda textil.