Aunque existen plantas que necesitan de pocos cuidados, lo cierto es que, al tratarse de un ser vivo, necesitan algunos mimos. Hay que regarlas cada cierto tiempo, hay que quitarles las hojas muertas, hay que abonarlas de vez en cuanto… En fin, una serie de requisitos que los que no son unos avezados jardineros suelen olvidar.
Así que la mejor solución para ellos es usar plantas artificiales para conseguir ese toque de color y naturaleza que tanto gusta en cualquier decoración. Las plantas artificiales de hoy en día son tan realistas que pocos se darán cuenta que no son naturales. Su ventaja, solo tienes que quitarles el polvo de vez en cuando y podrás irte de vacaciones sin dejar a nadie encargado de su riego.
Otra de las ventajas de las plantas artificiales es que siempre están perfectas. No se marchitan, no se enferman, no cambia de color, ni mudan sus hojas. Por lo que, siempre estarán preciosas en tu salón. Su apariencia y su color siempre se mantendrán como el primer día, haciendo su función decorativa como un ornamento más. Y lo más importante, no tendrás que ir recogiendo hojas muertas del suelo.
Si en tu casa tienes un perro o un gato es probable que sientan adoración por tus plantas naturales. La tierra o su olor es fácil que llamen su atención y quieran interactuar con ellas, esparciendo su tierra, royendo sus hojas o rompiéndolas.
Eso no ocurre con las plantas artificiales. Tus mascotas se mantendrán lejos de ellas porque, al fin y al cabo, son solo un elemento decorativo más. No huelen, no llaman su atención…
Por la misma razón, evitarás esas plagas de insectos que, sobre todo en primavera y verano, se acercan a tus plantas naturales. Con una planta artificial evitarás que hormigas, moscas o abejas, por ejemplo, se acerquen a ellas atraídas por su olor o sus flores.
Para los alérgicos al polen, las plantas artificiales son su única solución, si quieren tener plantas en su hogar. Con las naturales posiblemente se pasen el día estornudando, lo que provoca que generalmente decidan prescindir de ellas.
Las plantas naturales deben estar situadas en un lugar específico según las características de cada una. A algunas les gusta el sol directo, otras prefieren la semi sombra e incluso algunas crecen en la sombra. Ello condiciona el tipo de planta que debes colocar en un lugar determinado. Algo que no te ocurre con una planta artificial.
Las artificiales puedes ponerlas allá donde quieras y, lo más importante, elegir el modelo de planta que más te guste o más se ajuste al estilo de la decoración de tu salón.
Aunque el precio de una planta artificial pueda resultar algo más caro que el de una planta natural, lo cierto es que, a partir de ahí, no te acarreará más gastos. Mientras que una planta natural tienes que regarla, abonarla, cambiarla de maceta cada cierto tiempo, etc…
En el mercado actualmente hay muchos modelos de plantas artificiales. Modelos muy realistas, que cuesta adivinar que no son reales. De diferentes tamaños y emulando a todo tipo de especies. Ideales para incorporarlas a la decoración de tu salón sin tener que preocuparte si crecerá demasiado y ocupará mucho más espacio, o de si se marchitará dejando de ser decorativa.
Hay palmeras, hay olivos, hay heliconias, ficus o sansevieria…. De tamaño pequeño, para poner sobre alguna estantería, o de gran tamaño para ocupar ese rincón olvidado del salón. Son perfectas para decorar, aportar un poquito de color al espacio o para dar esa sensación de naturaleza, aunque no sea real, que a todos nos gusta tener a nuestra vera.