Los niños crecen muy rápidamente y pasan de ser unos bebés, a unos adolescentes, sin que te des ni cuenta. Si en cada etapa de su infancia eliges muebles diferentes, te pasarás el tiempo cambiándolos, porque se les han quedado pequeños o porque ya no van con su forma de ser.
Lo mejor es optar por muebles adaptables y versátiles, que crezcan con ellos. Cunas que se conviertan en camas o modelos de cama que, al llegar a la adolescencia, puedan seguir usando sin pasar vergüenza, por ejemplo. Con ello conseguirás una inversión más duradera y gastarás muchísimo menos.
A los niños les gusta ser independientes. Una de las mejores formas de que lo consigan es dejándolos ser ellos mismos, que sean capaces de coger sus propios juguetes siempre que quieran y no tengan que pedírtelos. Por ello, olvídate de colocar las estanterías y los cuadros a tu altura. Las estimulaciones visuales y sus juguetes han de estar a la altura de su vista. De nada sirve colgar un cuadro educativo para estimular al pequeño, con letras o números, si el niño no puede verlo porque le queda muy alto.
Piensa en estanterías a su altura, en sillas y mesas a su medida, en cajones de fácil acceso. De esta forma, siempre que quieran un libro o cualquier otra cosa, la podrán coger ellos mismos, fomentando así su independencia.
No te decimos que pases completamente de las ideas de los niños. Al contrario, siempre es bueno incluir en la decoración de su habitación algún elemento que les represente. Un color que les guste o alguna muestra de sus aficiones. Sin embargo, no es bueno que sean ellos los que tomen las riendas de la decoración, porque posiblemente lo que les guste hoy, dejará de interesarles mañana.
Si quieres conseguir una decoración creativa, que al tiempo sea funcional, lo mejor es dejarlo en manos de profesionales como los de Livitum. Ellos serán capaces de diseñar una estancia alegre, que se ajuste a tus necesidades y, sobre todo, a la de tus pequeños.
Si quieres hacerlo tú mismo, adelante. Intenta incorporar algún detalle con el color preferido de tus hijos o de forma sutil alguna de sus aficiones o gustos. Pero olvídate de seguir a rajatabla sus sugerencias, porque posiblemente acabes en una habitación llena de superhéroes o de princesas, cuya practicidad diste mucho de lo que necesitas.
Los niños necesitan espacio para jugar. Sea en su cuarto o en cualquier estancia de la casa. Si ya tienen una habitación única y exclusivamente para jugar, es perfecto. Pero si no tienes suficiente espacio, no te olvides de dejar un espacio en su habitación.
Sitúa, tanto la cama, como otros posibles muebles, pegados a la pared para que le quede espacio al niño para que juegue y deje volar su imaginación. Evita tener muchos trastos de por medio y habilita un espacio para guardar todos su juguetes. De manera que el niño siempre los recoja cuando termine de jugar, fomentándole la idea de orden desde bien pequeño.
Los niños rebosan creatividad por los cuatro costados. Una creatividad que tiene que aflorar. Posiblemente pintando las paredes. Quieras o no. Se lo hayas advertido o no. Así que no olvides proteger las paredes de sus obras de arte. Con pintura que sea fácilmente lavable o incluso pintando la parte baja de la pared con pintura de pizarra.
Y por último, pero no por ello menos importante, tener en cuenta la seguridad de los niños. Has de adelantarte a todas sus travesuras y prevenir todos los posibles contratiempos. Por ejemplo, bloqueando las ventanas para que no puedan salir, evitando las estanterías sin anclar en la pared para que no las usen de escalera, protegiendo los enchufes con protectores, etc…