El color de tu dormitorio será lo último que verán tus ojos antes de cerrarlos para intentar dormir. De ahí su importancia. Tener una decoración con colores estridentes o llamativos solo ayudará a que te alteres. Mientras que si en tu dormitorio destacan los tonos suaves, éstos te ayudarán a calmarte.
Sin embargo, más allá de que los tonos suaves sean más propicios al relax, hay algunos que pueden resultar mucho más efectivos que otros.
Los azules y los verdes son los tonos que más paz producen. El azul calma y tranquiliza como ningún otro color. Así que es uno de los mejores candidatos para decorar tu dormitorio. Preferiblemente en intensidades suaves y pasteles. Aunque tampoco resulta estresante en tonos más oscuros. Pinta las paredes de ese color o añádelo en la ropa de cama. Pero procura combinarlo con otros tonos, como el blanco, por ejemplo, para evitar que el dormitorio resulte demasiado frío.
El otro color ganador es el verde. Es un tono que recuerda a la naturaleza y a esa sensación de paz y tranquilidad que ésta transmite. Es un tono que refresca y, al tiempo, nos hace sentir seguros, aumentando la confianza y la concentración. Esa sensación de seguridad es la que te permitirá conciliar un sueño profundo y muy reparador.
Siempre en su tono más suave, los lilas y rosas son otros grandes aliados de la tranquilidad y el sosiego. El lila es uno de los colores más espirituales y, por tanto, ayuda a la concentración y a la meditación. Mientras que el rosa combate la ansiedad, la inquietud y el pesimismo, con lo que ayuda a olvidarte de los problemas y a descansar como te mereces.
Eso sí, evita esos colores en sus tonalidades más fuertes, ya que son tan llamativos que, en lugar de relajarte, lo que harán será excitarte.
Son otros tonos a tener en cuenta a la hora de decorar un dormitorio. Su tonalidad suave, invita a la calma. Hablamos de colores beige, de grises e incluso de blanco.
Los beige y sus tonalidades más oscuras transmiten mucha tranquilidad porque, al igual que ocurre con el verde, se asocian a la naturaleza. Un color crema o un amarillo claro son geniales para evitar el estrés. Sin embargo, ojo con el amarillo más intenso. Con él ocurre todo lo contrario y, junto al naranja o el rojo, son colores que debes evitar a toda costa en un dormitorio. Solo conseguirás exaltación y problemas para conciliar el sueño.
Los grises también transmiten calma. Pero también debes tener cuidado a la hora de incorporar mucho de ese color en tu dormitorio, ya que es un color muy asociado a la tristeza. Y eso es algo que tampoco nos interesa.
Respecto al blanco es otro de los colores ideales para pintar las paredes de tu dormitorio. Es símbolo de pureza, de limpieza y aporta una luminosidad difícil de conseguir con otros colores. Crea un ambiente de serenidad que también ayuda a empezar a soñar con rapidez.
Es un color especial, ya que se encuentra a medio camino entre los colores que ayudan al relax y los que debes evitar. Porque, aunque favorece el descanso por su oscuridad, también es símbolo de pesimismo y luto. Y eso puede ser contraproducente para relajarse completamente.
Eso sí, es un buen aliado para contrarrestar la suavidad de esos tonos tan sosegados que ayudan a la calma, y es bueno añadirlo en pequeñas pinceladas en algunos elementos decorativos.
Sea como sea, los colores decorativos de tu dormitorio pueden ayudarte a encontrar la calma y el relax que necesitas, pero no son la solución a tus problemas. Lo mejor para dormir como un lirón, profundamente y sin alteraciones, es tener la conciencia tranquila, las necesidades cubiertas y una buena persona a tu lado con la que compartir la vida. El resto son solo elementos adicionales que sí, pueden ayudarte, pero dependerán siempre de la intensidad de tu estrés.