Las superficies continuas -es decir, sin cortes visibles- son uno de los elementos deco que más ayudan a crear sensación de amplitud en una estancia. Empieza aplicando este consejo a la hora de escoger cómo serán los suelos, paredes y techos. Hazlo utilizando un mismo suelo en toda la vivienda para que no haya cambios de pavimento en los límites de ninguna estancia. Lo ideal es colocar un suelo contínuo sin juntas, como el parquet laminado, vinílico en rollo o microcemento, pero también puedes conseguir el mismo efecto con un gres con las juntas rectificadas: este tipo de pieza te ayudará a disminuir el “efecto corte” que generan las juntas de las piezas tradicionales y del que hablábamos justo aquí arriba.
Sigue el mismo concepto a la hora de pintar: pinta todas las paredes y los techos del mismo color para que no haya un cambio en el límite entre la pared y el techo. Si, además, optas por el blanco o un crudo muy clarito, aportarás luminosidad.
Una de las cosas que más empequeñecen los espacios es el tener que ir sorteando obstáculos. Y no nos referimos únicamente al desorden, sino al hecho de tener muebles, auxiliares o cualquier otro elemento obstaculizando el paso. Zonifica las estancias, especialmente aquellas multifuncionales, y deja espacios libres entre ellas para poder moverte cómodamente. Es es especialmente importante liberar el espacio en estas áreas:
la entrada a la vivienda y los accesos a las habitaciones;
los accesos a ventanas y balcones;
alrededor de la cama;
frente al armario ropero;
alrededor de la mesa del comedor.
¿Sabías que hay diseñadores especializados en iluminación? ¡Así de importante es este aspecto en casa! Y es que la cantidad y el tipo de luz de la que disponemos tiene la capacidad de influir en nuestro estado de ánimo. Pero los ambientes bien iluminados no solo contribuyen a nuestro bienestar, sino que ayudan a ampliar visualmente los espacios y generar atmósferas diferenciadas según sus usos.
Zonifica la vivienda y piensa en qué tipo de iluminación es la más adecuada para cada una de esas áreas en función de las actividades que vayas a realizar: más intensa en zonas de trabajo -como el área de cocción de la cocina, sobre el escritorio de tus hijos o sobre el espejo del baño- y más baja en la zona del salón o en los rincones pensados para relajarte y descansar.
Los materiales naturales -como la madera, la piedra o los tejidos orgánicos- tienen la capacidad de decorar por sí solos: un suelo de terrazo bien cuidado, un mueble en madera sin tratar, unas cortinas de lino o una funda nórdica de algodón son pequeños detalles que contribuyen a crear la atmósfera que buscamos sin necesidad de recurrir a más objetos que pueden sobrecargar el ambiente o que, sencillamente, no aporten nada valioso a nuestra casa.
Alíate con la arquitectura de tu casa, ¡siempre! Hazlo también con aquellos elementos que, a simple vista, te parezcan difíciles de integrar en la decoración: un pilar, una columna en medio de la sala, el retranqueo de una pared o, incluso, los tubos de la climatización. Busca siempre la manera de aprovechar que están ahí de la manera más sencilla posible.