¿Y si en vez de hacerlo con prisas -y, seguramente, con mal humor- cuando ya no tienes nada que ponerte a mano planificas el momento de hacer el cambio de armario? Si tienes muchas cosas, resérvate un par de tardes, así no te agobiarás si ves que pasan las horas y aún no has acabado. Date tiempo, pon música y recuerda que esta tarea te aporta un montón de cosas buenas: ahorrarás energía por las mañanas y empezarás el día con buen pie.
Aunque te parezca que es demasiado trabajo, hacerlo te permitirá valorar exactamente el espacio del que dispones y, luego, ir colocando las prendas será mucho más rápido. Además, te dará una visión panorámica que te permitirá escoger con más claridad dónde va cada cosa, de la misma forma que lo harías si tuvieses que redistribuir una estancia de tu casa.
Ahora que el armario está vacío, aprovecha para limpiarlo en profundidad. Piensa que aunque tengas un armario con puertas, el polvo se va colando a lo largo de los meses al abrirlo o por cualquier rendija. Aprovecha y límpialo bien con un paño humedecido en agua y jabón neutro y déjalo secar por completo antes de volver a introducir las prendas.
Este también es el momento de hacer pequeñas reparaciones si fuese necesario: apretar alguna bisagra que esté floja, cambiar la bombilla interior o reparar alguna balda astillada o descolgada.
Y los accesorios para guardar (fundas, bolsas, cajas de zapatos…). Si has ido acumulando perchas diferentes a lo largo de la temporada, es el momento de hacer una selección. Quédate solo con aquellas que estén en buen estado y sustituye las que no para evitar que dañen la ropa.
Lo ideal es que todas las perchas sean iguales. No importa si son de madera, de ratán o de acero, pero sí que todas sean del mismo modelo y color: tener la ropa colgada en perchas iguales te ayuda a eliminar el ruido visual del armario y, por tanto, se verá mucho más ordenado. Esta premisa también es válida para las cajas de zapatos, las fundas o las bolsas de almacenaje.
La norma es muy sencilla: si hace más de un año que no te lo pones, sácalo del armario (¡y de tu vida!). Recuerda la máxima del minimalismo: todo lo que tienes requiere de unos cuidados mínimos para conservarlo en condiciones óptimas. Por tanto, guarda solo lo que utilices y deshazte del resto: ahorrarás energía y conseguirás un valioso espacio para guardar más cómodamente las prendas que sí te gustan.
Toda la ropa que decidas quedarte, lávala, deja que se seque bien y plánchala si fuese necesario. Hoy es un esfuerzo extra, pero te facilitará mucho las cosas cuando tengas que repetir el proceso del cambio de armario la próxima temporada.
Clasifica toda la ropa y empieza a colocarla dividiendo el armario en zonas. Empieza, por ejemplo, por las partes más altas colocando en ellas las prendas de fuera de temporada en cajas o bolsas para protegerlas del polvo. Luego, céntrate en la zona de colgar: la buena noticia es que la ropa de primavera-verano ocupa menos espacio que la de invierno, por lo que podrás colgar más prendas y, además, quedarán más holgadas. A continuación, rellena los cajones y baldas y deja para el final las partes bajas.
¡Por cierto! No te olvides de reservar una zona para los accesorios (fulares, cinturones, paraguas…). Recuerda que estos objetos pequeños son los que generan mayor sensación de desorden si no tienen un lugar específico en el que guardarse.
Deja a mano las prendas que más te gustan y que utilizas a diario, llevando al fondo aquellas que, pese a ser de esta temporada, no vas a utilizar de manera frecuente (vestidos de fiesta, zapatos que solo uses en ocasiones especiales…).
Los ganchos de las perchas siempre deben mirar hacia el interior del armario: están diseñados para que el gesto de colgar y descolgar una prenda sea más cómodo, especialmente cuando el armario está muy lleno. Cuelga toda la ropa mirando en la misma dirección: te resultará mucho más fácil encontrar las prendas que te apetece ponerte cuando vayas a vestirte por la mañana.
Cuando hayas acabado de ordenar toda la ropa, coloca un sobrecito perfumado en la zona de colgar: puede ser con olor a lavanda, lino, algodón… Le darás un toque fresco al armario que te encantará para empezar el día con energía.